La ansiedad en la adolescencia puede presentarse de formas muy distintas: desde la preocupación constante o la sensación de no llegar a todo, hasta el bloqueo, la irritabilidad o el insomnio. En muchos casos, los jóvenes viven una mezcla de exigencia y miedo: miedo a fallar, a no encajar o a decepcionar. El contexto actual, con una sobreexposición a las redes sociales y la comparación continua, puede intensificar ese malestar al generar una presión silenciosa por mostrar una imagen perfecta o aparentar bienestar.
Durante esta etapa, marcada por los cambios físicos, emocionales y sociales, el mundo interior del adolescente se vuelve más complejo. A veces, la ansiedad se camufla bajo la hiperactividad, la apatía o el control excesivo. Otras veces se traduce en síntomas físicos —dolor de cabeza, taquicardias, tensión muscular— que son expresiones del cuerpo ante la dificultad para poner en palabras lo que se siente. Comprender estas señales no implica restarles importancia, sino reconocer que el cuerpo y la mente piden ayuda para encontrar equilibrio.
En Albores, acompañamos a adolescentes y familias a entender qué hay detrás de ese malestar, ofreciendo espacios de escucha y herramientas para afrontar la ansiedad de manera saludable. Nuestra intervención combina el apoyo emocional, la educación en gestión del estrés y la reconstrucción de vínculos familiares y sociales. Creemos que pedir ayuda no es signo de debilidad, sino un acto de valentía para volver a confiar en uno mismo y recuperar la calma.
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