El Síndrome Alcohólico Fetal (SAF) forma parte de los llamados Trastornos del Espectro Alcohólico Fetal, un conjunto de alteraciones del neurodesarrollo causadas por la exposición prenatal al alcohol. Sus efectos no siempre son visibles a simple vista, pero pueden influir en la atención, la memoria, la regulación emocional, el aprendizaje o las habilidades sociales. Detrás de cada dificultad, hay una historia que necesita ser comprendida y acompañada con sensibilidad y conocimiento.
Durante el embarazo, el cerebro del bebé se desarrolla a gran velocidad. Cuando el entorno prenatal se ve alterado por el consumo de alcohol, ese proceso puede verse afectado. Las consecuencias varían en cada persona: algunas pueden presentar mayor impulsividad o problemas de concentración, otras dificultades para adaptarse a las normas o para comprender las emociones de los demás. Comprender estas dificultades no implica limitar las posibilidades del niño o la niña, sino ajustar las expectativas y el acompañamiento a sus verdaderas necesidades.
El daño prenatal no define a la persona, pero sí requiere una atención constante y adaptada. Conocer el origen de las dificultades ayuda a las familias y profesionales a responder desde la empatía, evitando los juicios y ofreciendo estrategias que fortalezcan la autonomía, la autoestima y la confianza. La comprensión, la paciencia y los entornos estructurados son claves para que estos niños y niñas puedan desarrollarse plenamente.
Desde una mirada integradora y respetuosa, en Albores acompañamos a las familias que conviven con las consecuencias del Síndrome Alcohólico Fetal, ofreciendo apoyo educativo, terapéutico y familiar. Trabajamos para comprender cada historia, potenciar las capacidades individuales y construir entornos de vida donde el aprendizaje, la inclusión y el bienestar sean posibles.
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